Un poco de mi historia.

Hace unos años tomé la decisión de hacer todo lo posible por dedicarme a lo que amo pero de forma profesional. Dejar a un lado un trabajo estable, una carrera terminada con título y maestría y todas esas cosas que hice por “cumplir” en un estrato social. Un trabajo bien pagado pero que no me terminaba de llenar porque buscaba algo más. Entonces encontré a las montañas, algo tan mágico que me llenó en todos los sentidos y decidí dedicarme a ello. Gracias a todo el esfuerzo y tiempo y amor que le he invertido, estoy al fin en ese proceso de profesionalizarme y eso es un largo camino que he comenzado. Y quiero contarles que es todo un reto. – Ser mujer no lo hace sencillo y no solo socialmente hablando, si no biológicamente, mi cuerpo requiere más entrenamiento y más cuidado para adaptarme a esta vida. – Es una carrera cara, a la cual le apuesto hasta mi vida porque es un sueño personal que espero lograr cumplir. – Lesiones que han sido motivo de resiliencia muy dura que me han enseñado que en cualquier momento podemos posponer todos nuestros planes – Capitalismo, la vida es cara, tener un hogar propio, libertad financiera y sobre todo poder construir algo para futuro no es nada fácil. Pero estando en este curso y viviendo por segunda ocasión algunos meses en Perú me doy cuenta que se necesita un equilibrio en la vida, porque la libertad real, requiere responsabilidad, eh estado muy desconectada porque he estado muy conectada con el presente, pero eso me desconecta de el futuro y no logro descifrar si está bien o no. Vivir en una montaña es mágico, desconectarme 10 días de lo mundano de lo virtual, del mundo capitalista, es la cosa más placentera que he conocido y al final no estoy totalmente segura de cuál es el camino correcto. Pero en este curso me hicieron entender la importancia de estar presente, de valorar cada alimento, cada conexión humana, de valorar mi vida y la de otras personas, de valorar a mis seres amados. De ser disciplinada, de dar lo mejor de mí… En el camino probablemente perderé mucho pero también ganaré nuevos caminos, y tengo miedo, muchísimo, pero esto me encanta, y ojalá pueda tocar la vida de otras personas a mi alrededor con cumbres, pláticas, cordadas, etc… Sin dudarlo la única certeza que tengo en este momento es la de valorar mi libertad a cada segundo y entender que salir de mi zona de confort es una hermosa libertad que nadie ni nada podrá darme jamás. Haz lo que te de paz.